Perdería todos los trenes del mundo
por encadenar el tiempo a tus labios
que los besos sepan a minutos eternos
y pueda agarrar los segundos con mordiscos.
Rompería el silencio
con la fuerza de cien huracanes
gritando cuanto te quiero
Irrumpiría en tu vida
con la fuerza de cien mareas
golpeando en las rocas.
Como hiciste tú en mi corazón.
Daría mi ser
por enseñarte lo que soy.
Y las hojas de otoño
tiemblan de miedo antes de caer,
y me siento temblar
por la llegada del frío
de un invierno tan cálido
que se llama amor.
Como un pájaro con vértigo
en su primer vuelo.
Como un esclavo que
por primera vez
saborea la libertad.
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