Querido lector:
¡Qué caprichoso es el destino! Resulta que esta vez ha decidido que por casualidad te encontraras con mi blog. Probablemente le darás a la flecha de atrás y te olvidarás hasta de que has entrado aquí, pero si por alguna razón decides hacer caso a esa fuerza invisible que te trajo hasta mí, y seguir leyendo, sólo puedo darte las gracias por ser los oídos que me escuchen, y los ojos que me lean. Espero poder llegar a tocarte el corazón, pero si no por lo menos deseo que disfrutes de esta visita. Quién sabe, a lo mejor tenemos más en común de lo que te imaginas, y te invito a que te sumerjas en este mar de letras que te vas a encontrar.

viernes, 23 de octubre de 2015

Guerra Fría

Que de la boca broten las palabras
con la fuerza de una avalancha
de resentimiento.
Que las balas sean de ira
de rabia contenida
y agua salada.
Que lluevan puñales envenenados
y agua salada.
Que se claven,
que sangren de dolor
y agua salada.
Y que se curen las heridas
con agua salada.
Que el fuego de un rencor
del odio o el amor
sea vida,
y que no haga frío
en invierno,
porque si lo hace
no recuperará un verano.
He visto mil almas perderse
en un eterno invierno
llamado Guerra Fría.

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